Hace mucho tiempo las mujeres de las aldeas primitivas menstruaban todas en la misma fecha, juntas. Sabían que esos días eran especiales pues se encontraban más intuitivas, más creativas, más sabias. Sangraban al mismo tiempo y no sólo estaban en sintonía sus cuerpos, sino que su energía femenina también se acompañaba, se alimentaba, se sostenía, fluía entre ellas y al ritmo de la naturaleza, circulaba... Es desde ese inconsciente colectivo femenino y milenario, desde donde nace tal vez esta primigenia idea de reunirnos en Círculos de Mujeres, de sentarnos en ronda, para generar juntas este fluir de lo femenino. Se UNÍAN y RECONOCÍAN ciclándose con el universo, con sus ritmos y sus tiempos. Hemos perdido no solo como mujeres, sino también como humanidad nuestra conexión directa con el universo, andamos en tiempos de desorden, caos, incertidumbre. Es frecuente sentirnos en soledad y vacío, desequilibradas, rechazando a la Diosa que habita en nosotras por la misma inconsciencia de no saber que ella esta ahí, que somos hijas a la MADRE LUNA. Tal vez no haya forma más explicita de re-conectar nuestras redes rotas que tejiendo miradas sinceras entre las hermanas, tal vez el instinto primitivo de comunidad nos llama, nos invita a compartir la palabra, la música, la danza, el llanto, la alegría, el silencio. Porque la vida esta llena de rituales, magia, esperanza, invitamos a circular, reconociendo a la Diosa que habita en nosotras mismas, reconociendo a nuestra hermana, a nuestra madre, a nuestras almas que en nada se diferencian de las estrellas que ahorita mismo adornan el cielo. Invitamos a evocar a las abuelitas que se reunían en tiempos remotos resucitandolas en un solo palpitar, hecho con todos nuestros latidos, con nuestra palabra, con nuestro amor. Un día antes del solsticio de Verano y de la Luna llena Porque somos lo que fuimos, A CIRCULAR!!!!!
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