Agosto 10 de 2013.Celebrando, reconociendo y aprendiendo de nuestros propios ciclos, nos reunimos hombres y mujeres en el círculo infinito de la vida, agradeciendo a PadreMadre Universal por el momento, por el aquí ahora, por nuestro cuerpoespiritu y por la posibilidad de compartir en hermandad.
Venas de la tierra es la metáfora que nos ayuda a comprender nuestra unión sagrada con lo universal, aún como entidades humanas, hacemos parte de la gran espiral y esto lo vivenciamos desde la forma y el espíritu , aceptando que todo lo que nos constituye como materia y energía hace parte de la misma fuente.
Como mujer, soy vena de la tierra y en mi interior llevo la sangre sagrada: menstruación. Como hombre, soy vena de la tierra y en mi interior llevo la semilla de la vida: semen.
Referirnos a estos temas rompe los prejuicios y tabúes impuestos por las falsas ideas de la sociedad que se avergüenza, culpa y desconoce el cuerpo y su propia vida. El regalo de ser y sentir una experiencia humana es posible gracias a estos ciclos que mantienen los hilos de la existencia. Ocultar este saber, prohibirlo y profanarlo nos ha hecho inconscientes, irresponsables e incluso destructores de nuestra propia divinidad y nuestros actos y comportamientos se han vuelto banalmente placenteros, violentos, insensibles y divisorios.
Iniciamos nuestro encuentro dibujando e indicando las partes de los órganos reproductores del hombre y la mujer con el objetivo de acercarnos a nuestra propia carne y comprender la manera en que funciona el cuerpo biológico. Cuando contemplamos todas las dimensiones de la persona, el camino del autoconocimiento se profundiza y esto es lo que nos ayuda a sanar lo material y lo inmaterial, incluso la enfermedad, porque emociones, sentimientos, cuerpo físico, cuerpo mental y espíritu no funcionan por separado, son UNIDAD. Acto seguido compartimos las reflexiones y reacciones de la actividad, admitiendo que nuestra separación con lo divino nos hace ignorar nuestro propio cuerpo, no le conocemos ni le escuchamos, delegamos la responsabilidad del propio cuerpo a médicos y profesionales que por supuesto nos ayudan a llevar una mejor salud, pero olvidamos que el compromiso es siempre con sí mismo. ¿Cómo trato mi cuerpo? ¿Qué ingiere mi cuerpo? ¿Con quién comparto mi cuerpo?.
El momento nos conduce al círculo de palabra, enfocándonos en esta última cuestión: “¿Con quién comparto mi cuerpo?”, es el recordatorio a la práctica de la sexualidad sagrada. El cuerpo físico se ha convertido en un conjunto de objetos de placer, que conlleva a encuentros placenteros, a descargas inconscientes de energía. La unión por placer, genera por supuesto placer, un placer momentáneo y fugaz, más la unión en raíz al amor y a la consciencia genera plenitud. Hombres y mujeres estamos convocados a reconciliarnos y cuidar nuestras propias aguas, nuestros propios fluidos que son los canales de la dimensión terrenal. Hombres y mujeres estamos convocados a respetar el propio cuerpo y el cuerpo del otro, como los territorios sagrados de la naturaleza. Hombres y mujeres estamos convocados a sanar la historia violenta que ha suscitado la equivoca interpretación del cuerpo. No somos objetos de placer, somos en el Gran Espíritu, y por tanto nuestra unión con el otro es un momento sacro y responsable.
Por el proceso de la menstruación la mujer tiene la condición de llevar en su interior la vida, por el semen, el hombre es capaz de sembrar su semilla en la mujer; tal regalo se nos ha sido destinado para vivirlo en toda nuestra inmensidad con conciencia. Entonces, desde esa unión virtuosa y amorosa sanemos todas nuestras relaciones, los que estuvieron antes, los que están presentes y los que harán parte del tejido. Así sanamos también la tierra.
Tras la reflexión, se hace entrega de la copa menstrual, este es un elemento que se introduce en la vagina los días de menstruación para recoger la sangre corporal y en vez de desecharla, se ofrenda sembrándola, pues, como mencionamos anteriormente la sangre menstrual al permitir dar sustento a la nueva vida en el interior de la mujer, está llena de nutrientes que benefician a la tierra.
La entrega de la copa, se acompaña de palabra referente a la menstruación. Biológicamente “a medida que una niña madura e ingresa a la pubertad, la glándula pituitaria libera hormonas que estimulan los ovarios para que produzcan otras hormonas llamadas estrógeno y progesterona. Estas hormonas influyen de varias maneras en el cuerpo de una niña, tanto en la maduración física como en el crecimiento y las emociones.
Alrededor de una vez por mes, un diminuto óvulo abandona uno de los ovarios, lo que se conoce como "ovulación", y se desplaza a través de una de las trompas de Falopio hacia el útero. En los días previos a la ovulación, el estrógeno estimula al útero para que se recubra con sangre y tejidos adicionales, de modo que sus paredes se vuelven más gruesas y acolchadas. De esta manera, el útero se prepara para un embarazo: si el óvulo llega al útero y es fertilizado por un espermatozoide, se adhiere a la pared acolchada del útero para luego convertirse poco a poco en un bebé.
Por el contrario, si el óvulo no es fertilizado, lo que ocurre en la mayoría de los ciclos mensuales de una joven, éste no se adhiere a la pared del útero. Cuando esto sucede, el útero elimina el tejido adicional que recubre su interior. La sangre, el tejido y el óvulo sin fertilizar abandonan el útero y atraviesan la vagina para ser eliminados del cuerpo. En esto consiste el periodo menstrual.”*Fragmento tomado de http://kidshealth.org
La luna (Menstruación) es un proceso de depuración, de salida no solo de fluidos, también de energías que necesitan ser liberadas. Antiguamente la mujer en su tiempo de luna se retiraba a meditar, lo hacía sola, sentada con la medicina que Pachamama le había concedido por el hecho de ser una réplica suya. En este tiempo ella retomaba sus experiencias pasadas 28 días antes, y de este modo realizaba un tipo de renovación o limpieza para nuevamente comenzar un ciclo sintiendose renovada. Como pagamento a la tierra, la luna o menstruación es sembrada con una intensión en la tierra, junto a un árbol o en una matera, entregando allí un propósito claro.
El termino Luna destinado a la menstruación, está directamente relacionado con el ciclo lunar del cielo que es la representación cósmica del interior de la mujer, ambas tienen un periodo cambiante de 4 fases: Luna nueva, luna creciente, luna llena y luna menguante, etapas en las que todo el planeta se ve influenciado, las cosechas, las mareas, las épocas reproductivas, etc. Dicha dinámica ocurre de la misma manera en la mujer tanto física como energéticamente, por lo cual es importante ciclar ambas lunas. El momento ideal para que todas las mujeres menstrúen es en luna nueva. El propósito de reconectarnos con nuestra propia sangre es lograr coincidir estos tiempos y hacer uso de las fuerzas universales para el servicio de la vida misma. Lograr esto es posible en la medida que aceptemos nuestra naturaleza, nuestra virtud procreadora, cuando cambiemos los conceptos que tenemos de nuestros propios fluidos y de nuestra propia transformación, lo que a la vez ayuda a reducir los dolores menstruales que se producen muchas veces de manera psicosomática por un rechazo a la feminidad, al igual que otros trastornos o enfermedades en el aparato reproductor y en las alteraciones hormonales.
Cuando los hombres reconocen también este proceso en la mujer se sanan a sí mismo y a todo su linaje. Al mismo tiempo, los hombres hacen conciencia de sus propias, aguas, su semen, que es llamada por los abuelos La semilla; la semilla es al igual que la luna energía alquimizadora, creadora, virtuosa. Esta energía está relacionada cósmicamente con el sol. Dicen los ancestros que el ciclo masculino empieza cuando el hombre tiene su primera eyaculación en la etapa de la pubertad, pero a diferencia de la mujer su ciclo es constante y los cambios son menos perceptivos. El hombre puede también sembrar su semilla en la tierra cuando esta no va a ser destinada a la fecundidad. Para volver a sí mismo puede usar la energía solar durante sus meditaciones y tener presentes dos fenómenos importante y revitalizadores que corresponden a los solsticios y a los equinoccios anuales.
Metafóricamente el papel de la energía del sol (el hombre) es acompañar, soportar la vida, a la luna (la mujer) la que rige la vida. Ambos deben cuidarse, unirse en amor y encontrar el EQUILIBRIO, en eso consiste la masculinidad y la feminidad consciente, NO en la imposición ni en la supremacía.
Por la sanación de todas nuestras relaciones, que la palabra y la acción haga eco y llegue a todos los corazones. Por la construcción de nueva sociedad, es importante reconciliarse con uno mismo y con los núcleos más cercanos.GRATITUD Y AMOR INFINITO. AHO.
NOTAS FINALES:
Si no tienes copa menstrual, no te preocupes, puedes usar toallas de tela (No las que venden en el mercado porque contaminan y no permiten recoger tu sangre ), cuando la retires o cambies la dejas remojando en un recipiente con agua hasta que suelte toda tu luna y luego puedes regar dicha agua en la tierra o las plantas (que no sean plantas comestibles).
Si el hombre planifica con condón en vez de desecharlo puede sembrarlo también en la tierra con un propósito.
RECORDEMOS QUE LA INTENSIÓN ES MUY IMPORTANTE, TODO LO QUE HACEMOS QUE LLEVE SIEMPRE UN PROPÓSITO PUES AHÍ ESTA LA MEDICINA.
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